Si te pusieras realmente a
analizar todo lo que te ha pasado desde que cuentas con tu consciencia hasta el
día de hoy, te darías cuenta de que muy pocas cosas que dijiste en un momento
determinado, ahora carecen de todo el valor que se le dio. “Siempre voy a estar
a tu lado”, “no l@ conozco pero solo con ver las cosas que hace ya me cae mal”,
“te prometo que”.
Vivimos en el futuro y eso es un
error colosal. Nos encantan los planes, nos volvemos locos pensando en todo lo
que nos queda por vivir y nos olvidamos de lo que está sucediendo en este mismo
momento. Dependemos de tantísimas cosas, de tantísima gente que nos descuidamos
a nosotros mismos y dejamos de lado lo que realmente es importante. Y en
ocasiones eso ocurre porque no nos queremos lo suficiente.
Necesitamos pasar tiempo con
amigos, fuera de casa, por el simple hecho de evitar quedarnos a solas con nosotros
mismos por miedo a no saber qué decir. A pensar demasiado, a no saber medir las
palabras de lo que quieres o tienes que decirte. Y eso es un problema. Como ya
he mencionado arriba, todo es eventual. Las personas se van, llegan nuevas, lo
que sentiste ayer puede no ser lo mismo a lo que vayas a sentir hoy, cambiamos los gustos por las
cosas como de ropa interior.
Lo único que permanece contigo eres
tú.
Tú eres la persona que va a estar
a tu lado el resto de tu vida y eso debe ser motivo suficiente para hacer cosas
por ti. Para quererte y para sentir que no hay nadie que se merece ser cuidado
mejor que tú. Pasa tiempo contigo, ríete de tus propias bromas, que los dos
sabemos que en el fondo sí que lo haces, échate la bronca y perdónate luego. No
eres perfecto. Nadie lo es.
Una vez sientas que empieces a
quererte y a estar cómodo hablando a solas contigo mismo – estoy pirada, sí,
suena raro -, vas a empezar a medir tus relaciones conforme lo que sientas que
es beneficioso – no interesado, es distinto - para ti, y vas a sentir que
tienes tu hoy agarrado por los cuernos.
Una vez sientas que empiezas a
quererte, dejas de lado los “te quiero” vacíos de significado por un “dime algo
cuando llegues a casa” lleno de saber lo que realmente es querer a alguien en
tu vida.
Una vez sientas que empiezas a
quererte vas a dejar de ver los lunes como lunes y más como nuevas
oportunidades, nuevas cosas que hacer, aunque todo lo que hagas sea lo mismo cada
día. Las cosas cambian mucho cuando sientes que estás al mando. Es como un
sueño lúcido pero con la vida. Los problemas saben menos amargos y las alegrías
son puro éxtasis.
Una vez sientas que empiezas a
quererte te va a dar igual repetir la misma frase en cuatro párrafos seguidos porque este es tu blog y escribes
como te da la gana y te consideras gracioso que flipas y sabes que estás
sacando al menos una sonrisilla mental al que te está leyendo (los “jajaja”
donde no gesticulas músculo alguno pero que en el fondo, no sé, te ha hecho
gracia. Muy en el fondo).
Poniéndonos serios, por favor,
quiérete más, o al menos quiere hacerlo. No hay nada más bonito que ver una
persona que no se machaca a sí misma ni a los demás por estar inseguro de mostrar
que se autoaprecia. Las energías existen, y también existen las energías que
incitan al rechazo cuando son demasiado pesimistas. Haz el favor y no me seas
una energía en pena, que seguro que tienes mil cosas que ofrecerle al mundo y
no lo haces porque piensas que tampoco eres tan bueno.
¡Pasta la vista, babies!💋
Lai
Pd. Me he ido un poco del
contexto, pero necesitaba mucho redactar sobre esto, así que esta entrada
también me la dedico a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario